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dilluns, 5 d’agost del 2013

LA BLANCA 2013

GASTEIZ: Batalla festiva




 

LAS TROPAS GASTEIZTARRAS, COMANDADAS POR CELEDÓN, TOMAN LA PLAZA PARA CELEBRAR LA VICTORIA DE LA FIESTA


GASTEIZ. Las manecillas del reloj de San Miguel no marcan ni las cinco de la tarde cuando las tropas gasteiztarras asoman por las calles de Vitoria con paso firme. Avanzan por Magdalena, Prado y Postas. En apenas una hora toman la Virgen Blanca con miles de botellas de ardiente cava como única arma y bajo un sol de justicia. No son los batallones ingleses, españoles y portugueses dirigidos por el Duque de Wellington y el General Álava. Tampoco el ejército francés bajo el mando de José Bonaparte. Son tropas vitorianas, alavesas, vascas... Voluntarios de todos los rincones de Euskadi, comandados por el general Gorka Ortiz de Urbina que se disponen a vitorear a Celedón, el héroe que hasta el día 9 les sumergirá en la batalla festiva de La Blanca.
Ppppssssssiiiiiiii.... ¡Pump! A las seis en punto, Daniel Fernández Conde recoge el testigo cedido por los socialistas y lanza el txupinazo festivo en nombre del Banco de Alimentos. Parapetado por cámaras y micrófonos departe con el alcalde; a su lado, Patxi Lazcoz lo hace con los concejales de su cuerda. Al pequeño recinto de la balconada acceden otros políticos -Bakartxo Tejería, Ana Oregi, Javier de Andrés, Juan Antonio Zárate...- a los que la multitud pita desde abajo. Hasta que, de repente, la plaza explosiona en saltos de alegría, sudorosa, bañada por litros y litros de cava cuando Celedón asoma desde la torre y da inicio a seis minutos de descenso reposado, sin contratiempos hasta el final de su triunfal recorrido. Llega entonces el turno de un experimentado Gorka, que en apenas ocho o diez minutos cubre los cerca de 200 metros que le separan de la balconada de San Miguel.

La marea humana agolpada en la Virgen Blanca vitorea a Celedón y pita a los políticos que asoman por la balconada

"Gasteiztarrak, gora Celedón!/Gora Andra Mari Zuriaren Jaiak!/Gora Gasteiz! Es muy importante que disfrutéis todos de las fiestas... Celedón ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón, Celedón ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón/¡Viva Vitoria!". Un mensaje conciso y repetido una y otra vez con el que Gorka Ortiz de Urbina desea felices fiestas a los gasteiztarras que desde hace un par de horas botan y botan en una abarrotada Virgen Blanca, que se resiste a abandonar la plaza para adentrarse por las estrechas calles del Casco Viejo en busca de algún refrescante jarro de agua que, finalmente, les llega desde las ventanas, abiertas ya a la fiesta. Es el estallido de alegría de unas tropas que, pacientes, han esperado largo rato para vitorear las palabras de su general Celedón.
Y es que a Gorka se le resistió el final del recorrido debido a una pequeña trifulca, un tapón humano en la valla situada bajo las escalinatas de San Miguel. Por eso, cuando, por fin, logra acceder a la balconada, seguido por los focos de los fotógrafos, sofocado y sudoroso, saluda a Javier Maroto y ambos ríen, se felicitan las fiestas y saludan al txupinero. Algo más relajado, Celedón coloca el pañuelo rojo al alcalde, toma aire, respira, sube un peldaño más, se asoma a la multitud y abre el paraguas azul para saludar a la plaza, bajo una enorme bandera de Vitoria colocada en primera fila de la balconada. No es la única novedad de este año. Abajo, en la plaza, una gran fotografía en recuerdo de la batalla de Vitoria protege el monumento en el bicentenario de la Batalla de Vitoria, mientras una malla verde impide que los corchos de las botellas de champán se cuelen en la recién semirestaurada escultura.
DESFILE DE CAMISETAS Y mientras la alegría inunda los rostros de la Virgen Blanca y las calles adyacentes, en la balconada más vip de la ciudad se respira una relativa tranquilidad. Los invitados -en su mayoría políticos- lucen las reivindicativas camisetas que desde hace unos años se han puesto de moda cada 4 de agosto. El desfile arranca con las blancas de los trabajadores del 010. Pronto aparecen las moradas en las que Bildu exhibe el lema Eraso matxistarik ez!, los pañuelos de Etxerat y las blancas con motivos rojos de Stop Kaleratzeak. Los trabajadores de diversas empresas alavesas en crisis, agrupados bajo el paraguas del colectivo Araba Borrokan, muestran cada uno la suya, mientras los concejales socialistas y el portavoz del PNV, Gorka Urtaran, pasean la camiseta negra en favor de la igualdad promovida por el Ayuntamiento. Junto a ellos desfilan las azules de Vitalquiler y las cosidas de pegatinas contra los recortes. Al igual que la plaza -con banderas de Fracking ez! y de los presos- la balconada se torna un rincón reivindicativo al inicio de las fiestas. Un espacio con más sitio libre que nunca. Quizá por ser domingo -justifican algunos-. Sea por la razón que sea, muchos de los 800 elegidos para asomarse a este privilegiado balcón de Gasteiz decidieron declinar la invitación.
La otra cara de la fiesta, la de la alegría, el jolgorio y la diversión es la que los cerca de 80.000 milicianos -dicen- de las tropas gasteiztarras ponen en la plaza, batallando contra el calor y los efluvios del alcohol, doscientos años después de que la Vitoria aliada con los ingleses venciese a esos mismos franceses que, hoy, cámara en mano, fotografían anonadados el avance de las barredoras para que la fiesta continúe.

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