BERNARDO
ATXAGA, ESCRITOR
El autor se encuentra en plena promoción
de su nueva novela, 'Días de Nevada', la traducción al castellano de 'Nevadako
egunak'
Bernardo Atxaga se encontraba en Madrid, presentando y promocionando su
nueva novela, 'Días de Nevada', la traducción al castellano de 'Nevadako
egunak', publicada el pasado diciembre.
- ¿Cómo se lleva eso de la promoción de
un libro?
- Es una tarea como veinte veces más
grande, más ardua que hace veinte años. Entonces quizá se presentaba, o no.
Ahora se conceden al día diez o doce entrevistas por separado, medio por
medio... y si uno no quiere repetirse es un esfuerzo tremendo. Añado una cosa:
ahora la presencia del autor tiene una tremenda importancia, y sé que en países
como México y Argentina, si no está el autor ni siquiera merece la pena
publicar un libro, y menos presentarlo. Un libro dedicado por el autor a un
lector cobra ahora más importancia, porque se pueden conseguir libros de
cualquier manera. Sabemos que se bajan de internet, como la música, pero es
algo más impersonal. Hoy a la tarde voy a hacer lo que nunca: voy a hablar ante
un grupo amplio de libreros.
- ¡Qué curioso!
- Les voy a decir que no hay mejor
criterio que el suyo propio. Y haré otro tanto ante unos libreros de Barcelona.
También es muy importante publicar el libro en determinadas fechas, básicamente
antes de Sant Jordi. Recuerdo que publiqué la primera edición de 'Obabakoak' en
julio; ahora sería impensable.
- ¿En qué ha cambiado esta edición en
castellano con respecto a la original en euskera?
- Tiene tres piezas menos. He pensado
que la historia de los corredores de cross del colegio donde hice el
Bachillerato se alejaba un poco de las líneas centrales del libro. He cambiado
también las dos últimas piezas, el soliloquio del búho y el soliloquio del
mapache, por una sugerencia. Me han dicho que esas piezas tenían su lógica para
quienes conocían la obra 'Bi anai' ('Dos hermanos'), pero para un lector de
Toledo, por ejemplo, podían resultar un salto muy grande dentro del tono
mayormente realista del libro. Lo que he hecho es escribir otras dos piezas
finales.
- Aquí se conoce la versión original en
euskera, allí en Madrid le habrán preguntado en qué consiste el libro.
- Y les he dicho que es una sucesión de
palabras, de hechos, de capítulos. Y en una sucesión tiene gran importancia el
orden. No he ordenado los materiales como se hacían en las novelas del XIX,
sino que los he dispuesto en posición de cinta.
- En la portada aparece un caballo.
¿Porque en el interior se menciona bastante este animal?
- Si el libro es una sucesión de textos,
es fundamental que haya una unidad interna, y para dar unidad convienen unos
elementos que se vayan repitiendo, y esos elementos, en este caso, no pasan de
veinte.
- Uno de ellos, el caballo.
- Primero aparecen unos caballos
salvajes metidos en un cercado en la zona de Pyramid Lake. Luego vamos al
episodio del caballo electrocutado de mi infancia, pero es que luego
constantemente aparecen caballos. Por ejemplo, cuando las hijas han ido a
aprender a montar y yo entonces encuentro el lugar en el que entrenaba el
boxeolari Paulino Uzcudun. En la última excursión, la de la despedida, yo me
quedo dormido en el coche y al aparecer mis amigos hago unas consideraciones
cobre Crazy Horse (Caballo Loco). Y, al igual que los caballos, los
helicópteros aparecen una y otra vez, y los soldados.
- También aparecen continuamente
otros animales.
- Por ejemplo, la serpiente de cascabel
y la araña. ¿Te ha gustado la portada?
- Sí, me parece un caballo muy
expresivo, con esos ojos tan claros.
- Pues ahí ocurrió una hermosa
casualidad. La editorial miró archivos y contactó con el autor de la foto, un
tal Nevada Wier. ¿Casualidad, no? Esta persona se interesó por el destino de la
foto y, cuando le dijeron que era para un libro de Atxaga, dijo que había leído
'Obabakoak'. La de la editorial Alfaguara me dijo: realmente ha sido una
conexión astral.
- El crítico literario de este
periódico, Javier Rojo, comentó que estamos ante un libro en el que Atxaga
trabaja por primera vez con lo cotidiano como elemento narrativo. Realmente,
aparece la vida cotidiana de una familia más o menos normal en Nevada.
- Las piezas de este libro relacionadas
con la cotidianeidad nunca están relacionadas exclusivamente con la
cotidianeidad. Con un ejemplo lo explicaré mejor. Las niñas van a la escuela.
De acuerdo. Pero a la vuelta, comentan que han estado haciendo simulacros para
los peligros. Y los peligros son el fuego, los osos y el francotirador.
Simulacros para el fuego se hacen en todos los sitios, pero ese elemento del
francotirador me da para escribir unas líneas.
- En el libro, Nevada aparece como un
lugar con bastantes peligros. Para empezar, un violador asesino anda suelto.
- Hay un conocimiento que viene de la
mente, que es intelectual. Pero hay otro conocimiento que viene del cuerpo, de
la piel, de los nervios. El cuerpo tiene otra forma de conocimiento. Hay algo
que percibí en el aire del Oeste americano, algo me decía que allí había
peligro. Probablemente hay peligro en todas partes, también en San Sebastián,
pero yo no lo percibo. Y la impresión de que allí en Nevada había algo
inquietante era genuina, era cierta. Luego, uno reflexiona y recuerda que
cuando iba al supermercado había una serie de fotos con el rótulo de 'Niñas
desaparecidas'. Y en un parque había una placa que decía: 'En memoria de todos
los niños desaparecidos en este parque'. Leía el periódico de la ciudad, el
'Reno Gazette Journal' y continuamente hablaba de unas violaciones ocurridas en
la calle en que vivíamos. Un último detalle: allí nunca ves un niño en la
calle. Invitas a unas compañeras de clase a tu hija, por su cumpleaños, y
vienen, pero acompañadas de sus madres. Nunca les hubieran dejado venir solas a
una casa que no conocen. Hay un miedo incrustado que de vez en cuando se
justifica: de repente, en la fiesta de Halloween mueren tres personas, de disparos.
- Después de hacer esta obra tan
híbrida, ¿volverá algún día a la ficción pura y dura?
- Quizá haga relatos. Hay gente de 100
metros, de 1.500 metros y de maratón, y a mí lo que mejor me va ahora es lo
intermedio, el 1.500. Lo que mejor me va de todo es el híbrido, lo que he hecho
ahora, y después el relato de 100-150 páginas. De todos los textos que escribí
para este libro hubo uno, titulado 'Argiak Julianen buruan', que se estaba
alargando mucho y no lo metí. En el futuro igual lo recupero. Y además, no sé
si escribir la segunda parte de 'Memorias de una vaca' o un texto humorístico
del que ya tengo el título: 'Gartzia'.
Derecho a una buena imagen
- ¿Y eso de integrar a los padres en el
libro? ¿Quería homenajearlos? Sobre todo aparece su madre.
- Me planteé desde hace mucho tiempo que
todo el mundo tiene derecho a que, cuando muera, deje una buena imagen. Lo de
'Polvo eres y en polvo te convertirás' se cumple casi siempre al pie de la
letra, sobre todo en el caso de la gente humilde. Pero yo creo que todo el
mundo tiene derecho a un soneto, no solamente Felipe IV. ¿Cómo era aquél de
Andoain?
- ¿Manuel Larramendi?
- Sí. Manuel Larramendi le hizo un
soneto al morir. Creo que se trata de Felipe IV. Yo en el libro hago la
biografía de mi padre, no solo porque sea mi padre, sino porque era un
carpintero de Asteasu, gente humilde. Es un homenaje que al final es
reivindicativo. También he hecho una biografía fragmentaria de mi madre, una
persona nacida en una casa muy pobre que al final se convierte en maestra
rural. Es la gran conquista de la literatura, que se ha producido desde hace ya
bastantes años: ahora, los escritores estamos haciendo la historia de la gente
humilde, y a demás a un nivel poético que seguramente Felipe IV no pudo
disfrutar.
- Hay un personaje en la novela que nos
hace recordar a Bill Douglass, el antropólogo que ha escrito sobre los vascos
americanos y trabajó en el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Reno.
¿Es una asociación de ideas correcta?
- Bueno, es correcta e incorrecta. No
hay ejemplo mejor para explicarlo: se sabe que Conan Doyle creó el personaje de
Sherlock Holmes a partir de su profesor de Fisiología cuando estuvo estudiando
en la Universidad de Edimburgo. Es algo general: en todos los libros, detrás, hay
una base real. También lo he solido comparar con el trabajo de los artistas de
las pinturas rupestres: si una protuberancia de la pared tenía de repente forma
de tripa de caballo, el artista aprovechaba para pintar allí un caballo.
Efectivamente, la descripción física y la casa tienen que ver con Bill
Douglass, pero el pensamiento y el carácter de ese personaje difieren, porque
además yo no conozco tanto a Bill Douglass.
- ¿Cómo ha sido el trabajo de traductor?
- Lo he realizado con mi compañera, Asun
Garikano. Ha sido un viaje extremadamente difícil. Este ejercicio requiere
muchísima dedicación, cosa que no ocurre cuando es del catalán al castellano o
del francés al castellano. Porque son dos lenguas con historias diferentes. El
primer borrador es angustioso, te da la impresión de que no sabes ni euskera ni
castellano. Luego te dedicas a pulir ese borrador y ya es una tarea más
agradable.