Total de visualitzacions de pàgina:

diumenge, 13 de juliol del 2014


The Black Keys

Un chico solitario entre 40.000 (y pico)

El BBK Live calienta su última noche

Black Keys 
  • El concierto de The Black Keys se convierte en el más multitudinario de la tercera jornada del BBK Live y uno de los más seguidos de sus nueve años de historia


Mereció la pena. Las horas de espera para tomar el servicio de autobús del festival. Viajar como sardinas en lata en el de línea pensando que aquello sería buena idea. Las colas para entrar al recinto, para recoger la dichosa pulserita, para pedir una cerveza, para utilizar el retrete, las colas para hacer cola. Los codazos, pisotones y empujones. El olor a humanidad. El arroz pasado de esa ración de supuesta paella. Todo mereció la pena. Todo por ver a dos tipos, uno algo desgarbado y sudoroso y el otro con pintas de nerd, el empollón de toda la vida, al que seguro le caían collejas en su colegio de Akron. Todo por The Black Keys y uno de los conciertos más multitudinarios de esta última edición del Bilbao BBK Live y uno de los que más personal ha conseguido congregar en las campas de Kobetamendi en los nueve años de historia del festival según los más viejos y sabios del lugar.
Allí, a los pies del escenario Bilbao, junto con 40.000 almas más, la banda de Colorado soltó a su 'Chico solitario', su 'Lonely boy', al que el respetable mimó y sacó a hombros del lugar, convirtiendo el tema, como era de esperar, en uno de los momentazos de la cita festivalera. Pero hubo mucho más. En su única parada española, Dan Auerbach y Patrick Carney pasearon los temas de su último trabajo, 'Turn blue' y no se olvidaron de otros de su anterior largo, 'El Camino' como un 'Gold on the ceiling' que fue de los primeros en calentar a un público que ya venía motivado de casa.
Horas antes, el día se había despertado radiante, todavía con dolor de cabeza del desfase de The Prodigy, al sol de Elliot Brood y su country buenrollero con el que la tercera jornada del BBK Live encaraba su recta final. Los canadienses son viejos conocidos por estos lares. "Creo que esta es la cuarta vez que vienen, siempre como de relleno y siempre acaba siendo uno de los mejores conciertos del día", aseguraba Manu justo antes de que Los Enemigos saltaran al escenario principal. Fue en esas cuando un fenómeno sutil se adueñó del público. De pronto parecía que todos los lozanos modernos de pobladas cabelleras habían degenerado en festivaleros más talluditos cuyas incipientes calvas relucían al sol y se movían al ritmo canalla de los madrileños. "Aquí estamos los rockeros de verdad. El resto, todos unos moñas", sentenciaba con vehemencia Ander, de Barakaldo.
Moñas, rockeros, guiris, ¡un ecce homo!, locales y más guiris. Todos han convivido estos tres días en armonía en las campas de Kobetamendi. La mezcla de estilos musicales y procedencias dispares han propiciado el encuentro, sobre todo, en esos urinarios de a cuatro, donde el aroma a amoniaco parecía prestarse a la charla en un momento de alivio. "Me lo he pasado genial, he conocido a mucha gente, aunque no he ligado demasiado", reconocía Jean, de Burdeos, mientras trataba de apuntar en ese hueco que parecía volverse cada vez más pequeño conforme pasaban las horas y se vaciaban los katxis. Al despedirse, el simpático francés, que lucía una camiseta de los Black Keys, intentó estrechar la mano del que escribe, que rápido abortó tan amable gesto. Que lo cortés no quita lo higiénico.
Además de entablar conversación en los retretes, en el festival también se podía echar el rato entre bolo y bolo en las diferentes carpas en las que las marcas pretendían enganchar al personal tirando de mucho postureo. Una de las propuestas más originales ha sido el 'Eres leyenda' de Heineken, que permitía sentirse por unos segundos en toda una estrella de rock. Cristina, Moi, Yaiza, Marta y Omar se vistieron como una banda de glam -"prefiero no pensar quién se habrá puesto antes esto", aseguraba entre risas uno de los chicos- para enfrentarse a un grupo de fans, con salto desde el escenario incluido.
Estrellas, pero de verdad, son los muy barbados Band of Horses, con un esmerado Ben Bridwell en almíbar que brindó con unos buenos tragos de Marqués de Cáceres, se marcaron un gran bolo que concentró el mayor nivel de hipsterismo de estos días. Triunfaron con The Funeral, ese temón que comienza un punteo suave y ese delicado 'uh-uh-uh' con el que el personal tuvo que poner boquita de piñón de forma masiva para desembocar en una descarga guitarrera que sacudió al gentío. Tocaba salir disparado al escenario principal para The Lumineers, los rutilantes sustitutos de unos Imagine Dragons que se descolgaron de la terna festivalera.
Los de Denver, la respuesta americana a los folkies Mumford&Sons, acababan de llegar de La Rivera de Madrid, donde regalaron un bolo ante 2.000 espectadores. De allí se trajeron su saloncito con lámparas y todo. Pero el público del BBK Live pedía más. Mucho más. Sus buenas intenciones y la impoluta actuación de Wesley Schulz y los suyos, que abrieron con 'Submarines' no fueron suficientes para encandilar a un público que se amodorró pronto y ni siquiera consiguió despertar con ese 'Hey Ho' que apenas se coreó en las primeras filas. Y hubo quien prefirió el bailar por Daft Punk en una de las carpas para hacer tiempo hasta el concierto de The Black Keys.
Algo parecido ocurrió con unos MGMT que prometían un fiestón y se quedó en un abarrotado guateque con 'Time to pretend' y ese 'Kids', que la gente ansiaba desde que se anunció la presencia de los de Conneticut en Kobetamendi, como únicos destellos de un concierto que no resultó como cierre de tan multitudinaria edición. Pero había motivos para celebrar. En la barra alguien pidió "Jager para todos". Y otro más. Y otro para terminar con los tres días con más decibelios de Bilbao. El chico solitario quizás acabara vomitando en un árbol y con una resaca de campeonato al despertar. Pero ¡ey!, mereció la pena.

El BBK Live calienta su última noche

El BBK Live calienta su última noche

El BBK Live calienta su última noche

El BBK Live calienta su última noche

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada