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dissabte, 22 de febrer del 2014

HISTORIA 


Cuando los vikingos atacaron Pamplona


Una expedición liderada por los guerreros Hasting y Björn 'Costado de Hierro' remontó el Ebro en 859, diezmó a los 'baskunis' y capturó al soberano navarro García Íñiguez



Se llamaban Hasting y Björn 'Costado de Hierro'. Fueron los jefes de una flota vikinga que asoló las costas atlántica y mediterránea de la Península Ibérica durante los años 858 y 859. Ambos respondían al prototipo de caudillo nórdico y eran arrojados, taimados y crueles. Las crónicas medievales les atribuyen uno de los episodios más insólitos de aquella época: una violenta irrupción en Pamplona, donde mataron a muchos 'baskunis' y capturaron al soberano García Íñiguez, a quien reclamaron un rescate.
El relato de aquellos hechos procede muchas veces de fuentes musulmanas. De ellas se deduce que los vikingos (también llamados daneses y normandos u hombres del norte) se adentraron en el delta del Ebro y remontaron ese río, y los afluentes Aragón y Arga. No es una hipótesis descabellada, pues sus embarcaciones (drakkar) navegaban por cauces poco profundos y eran fáciles de transportar por tierra. Una vez en el interior, los guerreros podían encontrar caballos y enfrentarse a un ejército cristiano o musulmán y sitiar una población.
La ruta a Pamplona a través del Ebro, pasando forzosamente de largo por las poderosas Zaragoza y Tudela, ha sido aceptada por reconocidos historiadores, como Vicens Vives, Luis García de Valdeavellano, Antonio Ubieto y Justo Pérez de Urbel. Sin embargo, Claudio Sánchez Albornoz consideró más razonable el avance desde el Golfo de Vizcaya. A esa tesis se ha apuntado el historiador Antón Erkoreka, quien sugiere que el punto de partida de los normandos pudo haber sido la ría vizcaína de Mundaka, donde tendrían una factoría.
Todo esto lo cuenta Eduardo Morales Moreno en su libro 'Historia de los vikingos en España' (Miraguano Ediciones). No hay muchos detalles de las correrías normandas por Navarra. El asalto a Pamplona tuvo lugar después de que los hombres de Hasting y Björn 'Costado de Hierro' hubieran saqueado Galicia, Lisboa, ambos lados del Estrecho de Gibraltar (Sevilla, Algeciras y norte de África) y el litoral mediterráneo peninsular, además de las islas Baleares,
Cuando los vikingos pusieron rumbo a Navarra, estaban realizando el viaje de vuelta, después de haber asolado la ciudad italiana de Pisa y probablemente Lucca, que confundieron con Roma. También habían invadido el delta francés del Ródano, aunque no era la primera vez que perpetraban pillajes en Francia. Cuando zarparon del norte de Europa, antes de rodear la Península, no es descartable que hubieran golpeado la costa atlántica francesa y penetrado en París.
Varias crónicas musulmanas y cristianas confirman la presencia de los normandos en Pamplona, que se produjo el año en que el rey García Íñiguez dejó de relacionarse con los Beni Qasi musulmanes y se alió con el reino de Asturias. Uno de esos textos es el 'Muqtabis', la crónica más famosa del periodo omeya de Al Andalus, que fue escrita por el historiador Ibn Hayyan (987-1075). Unos fragmentos inéditos de esa obra, descubiertos en la ciudad marroquí de Fez, mencionan el apresamiento de García Íñiguez y los problemas que tuvo para pagar el rescate.
Derrota en Galicia
El 'Muqtabis' cuenta que en el año 245 de la Héjira (859 de la era cristiana) los 'madjus' o vikingos «siguieron subiendo hasta varar al pie de Pamplona, e hicieron algaras (ataques por sorpresa para robar) contra los Baskunis, matando a muchos y haciendo prisionero a su emir Garsiya ibn Wannaqo». El soberano local fue liberado, pero sus hijos fueron tomados como rehenes mientras él intentaba reunir 70.000 piezas de oro. Otro cronista musulmán, Ibn Al-Athir (1160-1233), confirma que García Íñiguez, descrito como un «jefe franco», pagó 90.000 dinares (moneda de oro de Al Andalus).
La expedición de Hasting y Björn 'Costado de Hierro' es la segunda 'razzia' vikinga en la Península de la que hay constancia histórica. Disponían de decenas de embarcaciones y debieron de amasar un buen botín, capturando muchos esclavos (prisioneros negros del norte de África fueron vendidos en Irlanda en 860).
Sin embargo, aquella flota normanda no siempre salió victoriosa. En Galicia sufrió una derrota a manos del conde Pedro, que fue enviado a su encuentro por el rey de Asturias, Ordoño I. Los historiadores creen que los vikingos navegaron por la ría de Arosa, cuyas playas son adecuadas para el desembarco, y atacaron el puerto de Iria Flavia (actual Padrón). Luego sitiaron Compostela, donde unas décadas antes se había descubierto el supuesto sepulcro del apostol Santiago (iluminado por una estrella).
Las tropas de Don Pedro obligaron a los vikingos a levantar el asedio, pero el temor que inspiraban los hombres del norte tuvo consecuencias duraderas. Ordoño I propuso al papa Nicolás I que la sede episcopal se trasladara de Iria Flavia a Compostela, lo que acrecentó el papel de esa población como centro de la Cristiandad. En Pamplona, García Íñiguez, el prisionero de los vikingos, ayudó a los peregrinos que, con el paso del tiempo, crearon el Camino de Santiago.

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