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dilluns, 27 de maig del 2013

SAN MAMÉS 

ÚLTIMO PARTIDO OFICIAL EN 'LA CATEDRAL'

El adiós oficial de San Mamés se cierra con una dolorosa derrota ante el Levante, sólo emocionante por el empuje final de la afición.
26 de Mayo de 2013



 










100 años de historia sellados con una derrota, dolorosa, con un ambiente frío, helador, inmerecido para el único campo que ha vivido las 82 temporadas de Primera División. Juanlu, en el descuento, puso la puntilla a San Mamés, a una noche rara, extraña, sin esa pasión por el adiós que se presagiaba. No hubo cánticos de despedida -sí a favor de la continuidad de Marcelo Bielsa- durante el encuentro, y el 'hasta siempre' se limitó al acto final: el futbolista más joven de la cantera depositó un ramo de flores en el centro del campo con cien segundos de aplausos -uno por cada año del templo-, fuertes -fue el momento de mayor emoción, con gritos de "¡Athletic, Athletic!"- escoltado por el capitán rojiblanco, Carlos Gurpegui, y el del Levante, Iborra, y de fondo todos los futbolistas del club, algunos con gestos serios. Así se clausuró la vida oficial de un recinto de leyenda. Con ese 'crescendo' final que palió la extraña atmósfera del encuentro, impulsado por los aficionados, se clausuró La Catedral. Los hinchas, al final, supieron estar a la altura.
La noche de la despedida oficial arrancó con cierta emoción, con cánticos que presagiaban uno de esos ambientes mágicos, no vividos en esta temporada del adiós a San Mamés. Sin embargo, los aficionados, el apoyo del Athletic, pronto dieron paso a otro tipo de reivindicaciones, eso sí, de un reducido sector de la grada, hacia la figura de Marcelo Bielsa. Primero, el habitual: "¡Bielsa, quédate!", en algunos momentos localizados en un reducido sector de la zona norte de la grada, y en otros con la adhesión de un mayor número de espectadores. Luego, otro que también señalaba al presidente: "¡Si Bielsa no renueva, Urrutia kanpora!", gritó el sector norte. Mientras, en el césped, el partido pasaba, por desgracia, con más pena que gloria. Con un cuadro rojiblanco que lo intentaba, por ambas bandas, bien con Andoni Iraola, también un Iker Muniain que firmaba una de sus mejores actuaciones hasta la incomprensible expulsión en la segunda mitad -incomprensible por su acción, no porque la patada que da a Rodas sin el balón en juego no se la merezca-, como mayores referentes. Se llegaba al área de Keylor Navas, pero ahí se apagaban las ideas. Se oscurecía una tarde llena de nostalgia, con un fútbol que no estaba a la altura de las circunstancias. Y eso que el Levante se limitó a esperar, y a aprovechar la velocidad de Acquafresca, Valdo y Pedro Ríos, este último se sacó un fuerte disparo que Iraizoz tocó lo justo para que se estrellase en el larguero.
La afición, de vez en cuando, animaba, pero tímidamente. Frialdad. Como lo que se veía en el césped. El ímpetu de Iraola, alguna carrera de De Marcos, con buen tiro mediada la primera mitad que atajó Navas, un penalti de Navarro sobre San José… Pero nada más. "¡Bielsa, quédate!", se oía de repente en las gradas. Pero no aparecía la diana, ese gol que sirviera para quitar el peso que tenían los jugadores rojiblancos por ser los protagonistas del cierre de un campo mítico, histórico, que sólo quedará en las enciclopedias a partir del próximo 5 de junio. No había forma. De hecho, tras el paso por los vestuarios, Dios firmó una de las mejores ocasiones del encuentro: regate a Ander Herrera sobre la línea de fondo, que da en el palo. Poco después, se produce la expulsión injustificable de Iker Muniain. Sin el esférico en juego, le dio una patada a Rodas sin venir a cuento. A la caseta, y el Athletic con diez casi media hora.
Frialdad en las gradas. Que se volvió a encender cuando en el minuto 76 Bielsa llamó a Fernando Llorente, el autor del último tanto rojiblanco en La Catedral, para que sustituyera a Aduriz. Pitada masiva para un futbolista que también vivió su último encuentro oficial en La Catedral. Hubo ocasiones para marcar. Pero, como sucedió en la despedida de la Copa, también de la Europa League, el adiós oficial a La Catedral quedó deslucida por el resultado. Triste derrota. "Athletic, Athletic", trató de animar la afición. Pero se saldó con una derrota. Eso sí, al final del encuentro, con ese acto, la grada respondió. Y se emocionó.


AUPA IBON !!

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